Como señala el ecólogo E. Ricciardi, no todos los peces de colores que se han encontrado en libertad crecen con fuerza, pero incluso los pequeños son peligrosos, porque su población suprime a los peces locales. Sin embargo, como dice el investigador, esto es sólo una pequeña parte de una invasión de especies invasoras a gran escala, cuyas consecuencias son imposibles de predecir.
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Además de en Canadá, se han observado grandes poblaciones de carpas doradas en Gran Bretaña y Australia. Y en Burnsville (Minnesota, EE.UU.), el gobierno pidió hace un par de años a los ciudadanos que no soltaran ejemplares de acuario en las masas de agua de la ciudad tras descubrir ejemplares del tamaño de balones de fútbol en uno de los lagos.